Con la llegada de la pandemia por Covid-19 y de la cuarentena para contener la propagación del virus, la vida de María José Acón cambió por completo: pasó de tener una rutina sumamente ajetreada viajando todos los días al colegio y al gimnasio donde recibía su entrenamiento de baloncesto, a realizar todas sus actividades en casa, desde donde se grabó con ayuda de su mamá, Elena, para este reporte especial de France 24.

En Costa Rica, las clases presenciales están suspendidas por la pandemia hasta nuevo aviso. El Gobierno había previsto un posible retorno a las aulas en septiembre pero las autoridades han dicho que se dará hasta que haya un panorama epidemiológico que lo permita.  

Al menos ya no se tiene que despertar tan temprano, dice María José, tratando de ver el lado positivo de esta nueva realidad. También destaca de este periodo el tiempo familiar. “Hemos hecho más actividades como familia, por ejemplo, jugar juegos de mesa, tener nuestras charlas en la comida… hemos tenido más comunicación”. 

Con el confinamiento ha llegado también la ansiedad, una palabra que menciona más de una vez para describir lo que ha sentido en estas semanas. La carga de las clases virtuales es pesada, además extraña a sus amigos, comer con ellos, compartir. 

Precisamente, la Caja Costarricense de Seguridad Social ha emitido una alerta sobre las posibles afectaciones en la salud mental de adolescentes y jóvenes, tales como el estrés, la ansiedad y la depresión a causa del confinamiento y la pandemia. 

Para combatir esa ansiedad, María José pinta en sus tiempos libres. Se trata de un pasatiempo que ha descubierto en este tiempo en casa. 

También tiene la suerte de poder seguir practicando baloncesto, el deporte que le apasiona desde que tiene memoria. Sus papás le acondicionaron un espacio en el patio de su casa. “Lo más difícil de todo esto ha sido acostumbrarme al cambio de mis entrenamientos, de todo… Lo mejor ha sido que por fin tengo un aro en la casa”, dice riendo agradecida. 

 

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