El futuro llama a la puerta

 

CUANDO tienes 16 años y ya mides 2,10 metros de altura sabes que el destino tiene tu nombre archivado de forma irremediable en la carpeta de futuras estrellas del baloncesto. Una carpeta que pocos equipos como el Baskonia conocen y estudian de forma tan exhaustiva. Tal vez por eso, ahora que Ilimane Diop, la última perla de la cantera azulgrana, ha alzado su voz por encima del resto en el reciente Campeonato de Europa sub' 16, su dominio bajo los aros haya sorprendido a todo el mundo menos a un selecto puñado de personas. Ésas que tienen su despacho en el Buesa Arena y que desde hace años trabajan escudriñando el mundo en busca de las mayores promesas del baloncesto con intención de captarlas para la causa baskonista. Dejando a un lado antiguos éxitos que ahora brillan en la NBA, los responsables del club vitoriano han aglutinado en los tres últimos años a un pequeño grupo de jóvenes como Van Oostrum, Carlos Martínez o Sandro Gacic, entre otros, que, si nada se tuerce, se convertirán en la base sobre la que se edificará el futuro del Caja Laboral.

El caso de Ili Diop no difiere demasiado de lo ocurrido con los compañeros con los que comparte sueños de grandeza, aunque la celeridad con la que el pívot, nacido en Senegal pero con nacionalidad española, ha logrado darse a conocer le ha llevado a adelantar por el carril izquierdo a más de uno. Hermano de Mamadou Diop -dos años mayor que él y también integrante de la cantera baskonista- la nueva esperanza azulgrana ha dejado boquiabiertos a los espectadores que han tenido la fortuna de contemplar cualquiera de los partidos que la selección española sub' 16 ha disputado recientemente en la República Checa, donde logró la medalla de bronce con Ilimane como estilete. Integrante del quinteto ideal del torneo, su promedio de 10,3 puntos, 9 rebotes y 2,9 tapones en una media de 26,6 minutos por partido habla por sí mismo. Nadie podía pararle.

Bien coordinado pese a su altura e inteligente en las decisiones pese a su edad, su eclosión en el Europeo ha llegado apenas siete meses después de fichar por el Baskonia en enero de este año. Como hiciera su hermano Mamadou hace dos años, Ilimane aterrizó en la capital alavesa desde Tenerife, donde se trasladó junto a su familia tras abandonar Dakar, su tierra natal. La mano de Juan Pedro Cazorla y Alfredo Salazar llegó hasta las Islas Canarias, donde disfrutaba del baloncesto junto a su hermano. Ahora, con Iñaki Iriarte y el resto de técnicos de la cantera vitoriana, el futuro de Ilimane se vislumbra inabarcable en cuanto se reincorpore a las categorías inferiores del Baskonia. La próxima temporada podría incluso dar el salto a la Liga EBA en las filas del UPV Álava bajo el auspicio azulgrana. Pero antes de pensar en la próxima temporada el joven poste tiene todavía oportunidad de descansar y dejar atrás su excelente papel con la selección. Con 16 años, su camino hacia la gloria tiene aún un largo -pero minado- trecho por recorrer.

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