Los renglones torcidos de la NBA

2018-09-09 

Los renglones torcidos de la NBA

NBA El 40% de los jugadores de la Liga sufren problemas de salud mental, pero apenas un 5% busca ayuda

 

Son altos, famosos y millonarios, pero tras esa coraza de superhéroes habitan mentes torturadas por las presiones de sus clubes, el agobio de familiares y amigos que intentan exprimirlos, las expectativas muchas veces desorbitadas que depositan sobre ellos, las críticas despiadadas de miles de aficionados desde las redes sociales, su propia autoexigencia y el miedo al fracaso. La vida de los jugadores de la NBA no es idílica. Las montañas de dólares y los halagos, tan excesivos como las críticas, no son un antídoto suficientemente potente para aislarles de un mundo supercompetitivo que a veces acaba por devorarles. En los últimos meses los testimonios de muchos de ellos revelan que son tan vulnerables o más a los problemas de salud mental que el resto de la humanidad .

El entrenador ayudante de los Rockets, John Lucas, jugador retirado que luchó contra la adicción, tiene ahora un programa de salud y bienestar para deportistas. Y se le amontona el trabajo. No duda al asegurar que más del 40% de los jugadores de la NBA, cerca de 200, tienen problemas de salud mental, pero que son menos del 5% los que buscan ayuda para superarlos. "Es una epidemia en nuestra Liga. Estoy hablando de todo, desde TDAH a trastorno bipolar, ansiedad y depresión", dice.

 
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La gran mayoría los sufren en silencio por miedo a ser estigmatizados como locos, desequilibrados o blandos y eso sólo provoca agravar su situación, llevándoles a situaciones límite. "Estos problemas pueden conducir directamente al abuso de alcohol y drogas", avisa Lucas.

 

CADA VEZ MÁS JUGADORES DE LA NBA SALEN A LA LUZ PARA RELATAR AL MUNDO SU ANGUSTIA

Esta tendencia ha cambiado con las estremecedoras revelaciones de algunos jugadores que han hecho públicos sus problemas mentales. Kevin Love, estrella de los Cavaliers, confiesa haber sufrido ataques de ansiedad y depresión. Antes lo había hecho la leyenda de los Celtics Paul Pierce, paranoico y deprimido desde que en 2000 recibiese 11 puñaladas en una discoteca. Chris Bosh, 11 veces 'All Star', admitió haberse desmoronado por la presión en su última etapa con los Raptors y tras fichar por los Heat.

Otro exraptor, DeMar DeRozan, ahora en los Spurs, hizo públicos sus ataques de ansiedad. Channing Frye, de los Cavs, cayó en una profunda depresión tras la muerte de sus padres. Shane Larkin, exjugador de Mavs, Knicks, Nets y Celtics, y que pasó por el Baskonia hace dos años, confesó estar afectado por un trastorno obsesivo compulsivo. Steven Adams (Thunder), los gemelos Morris (Marcus en los Celtics y Markieff en los Wizards) y Markelle Fultz son otros que han salido de esa penumbra para contar al mundo su angustia. No son casos aislados. En la NBA son legión.

LA NBA REACCIONA Y CONTRATA AL PRIMER DIRECTOR DE SALUD MENTAL DE SU HISTORIA

Esta creciente aparición de jugadores reconociendo sus problemas llevó a la Asociación de Jugadores a contratar al doctor William Parham como el primer director de salud mental y bienestar de su historia, y a convencer al comisionado de la NBA, Adam Silver, y al jefe del sindicato, Michele Roberts, de que era una prioridad contar con una política integral de salud mental. Sin embargo, no fue sencillo. El sindicato de jugadores dejó claro que para poner en marcha este plan de ayuda era indispensable que el tratamiento fuese confidencial. Sin embargo algunos propietarios de la NBA alegaron que querían conocer los problemas mentales de los jugadores, a los que pagan cientos de millones en algunos casos, para vigilar y proteger lo que ellos denominaron sus "inversiones". Pero la Liga se puso del lado de los jugadores: "La NBA es totalmente partidaria de la protección de la confidencialidad de la información de salud mental de los jugadores", aseguró Mike Bass, el portavoz de la NBA.

LOVE REACCIONA Y ALZA LA VOZ PARA REVELAR SUS PROBLEMAS Y SERVIR DE EJEMPLO AL RESTO

Kevin Love hizo público en el último 'All Star', que estaba buscando tratamiento para sus problemas de ansiedad. Tres meses antes, había experimentado un ataque de pánico en un partido ante los Hawks. "Tengo ansiedad", confesó a ESPN. "Tenía problemas familiares, dificultad para dormir y sentía sobre mí el peso de las expectativas de Cleveland. Fue la tormenta perfecta. Salí corriendo sin saber qué buscaba y se me aceleró el corazón, no dejaba de saltar en mi pecho. No podía llevar aire a los pulmones e intenté buscarlo metiéndome la mano en la boca para intentar abrir la garganta. Fue aterrador, pensé que estaba teniendo un ataque al corazón. Tenía mucho miedo. Sentí que iba a morir en ese momento".

Y confiesa que le costó pedir ayuda: No dejaba de decirme a mí mismo: 'No necesito ayuda, tengo éxito y he llegado hasta aquí. Tengo los mejores amigos del mundo'. Pero había muchas cosas que me hacían infeliz. Hasta que un día mi novia, Kate, me vio tan hundido que me dijo: 'Te quiero mucho, pero creo que necesitas hablar con alguien".

LOS MEDICAMENTOS MITIGAN LOS SÍNTOMAS, PERO EL PROBLEMA SE RESUELVE EN EL ORIGEN

William Parham, director de salud mental y bienestar de la NBA, no cree que los baloncestistas sean muy distintos al resto de la población. Según la OMS la depresión afecta a 350 millones de personas en el mundo. Y en su trabajo se centra en identificar el origen del problema: "A menudo los pacientes son tratados por sus síntomas con medicamentos o mecanismos de adaptación, no por las causas reales de sus problemas". Y lo ilustra de una manera muy elocuente: "Si el detector de humo salta en su casa no lo arrancas y lo llevas a reparar, localizas el origen del fuego. La ansiedad y los ataques de pánico son los detectores de humo humanos que indican que algo más está sucediendo".

 

LA PARANOIA DE PAUL PIERCE TRAS RECIBIR 11 PUÑALADAS: VIVIR CON MIEDO PERMANENTE.

A veces los trastornos llegan por otras circunstancias de la vida ajenas al baloncesto y a su entorno. Le pasó a Paul Pierce tras recibir 11 puñaladas en una discoteca en 2000. Salvó la vida de milagro porque llevaba una cazadora gruesa de cuero, pero el incidente le dejó secuelas en forma de depresión y ansiedad. "Desde entonces me sentí como en una jaula, no podía ir a ninguna parte", confesó a ESPN. "Tenía miedo y no podía dormir, estaba totalmente paranoico". La policía estuvo vigilando su casa durante meses, pero aun así le aterraba la gente: "No podía estar cerca de las multitudes. Si llegaba a un lugar lleno de gente, comenzaba a temblar. Si iba andando y alguien me rozaba me asustaba. Me llevó años superar eso".

Su ansiedad y su depresión fueron desapareciendo en cuanto confesó su problema con un familiar. "Debería haberlo hecho antes. Recomiendo a todos que pidan ayuda cuando la necesiten. La depresión fue mala, muy mala, no quiero volver a sentirse así nunca más". Pierce donó 2,5 millones de dólares al hospital que lo trató.

SÓLO UN 5% BUSCA AYUDA CUANDO DETECTA EL PROBLEMA, UN PASO NECESARIO PARA CURARSE

Son muy pocos los jugadores que solicitan ayuda cuando sufren el problema, sólo un 5% del 40% de los que lo padecen. Tienden a interiorizar sus males creyendo que pasarán solos por miedo a que les tilden de blandos y no piden ayuda. Lo reconoce Channing Frye, que cayó en una profunda depresión tras perder a sus padres de golpe:"Como deportistas profesionales se supone que debemos reducir la emoción y no mostrarnos vulnerables ni débiles, porque si lo haces te tildan de blando. Pero la vida real es diferente. Para recuperarme fue clave reconocer que no estaba bien y abrirme para contar cómo me sentía".

Pero la mayoría no lo hace. "Podemos ofrecer todos los servicios del mundo, pero si no los usan no podemos ayudarlos. Muchos muchachos no se dan cuenta de lo mal que están y de que necesitan ayuda hasta que es demasiado tarde", dice Danny Ainge, mánager general de los Celtics.

LA FALSA CREENCIA DE QUE LOS DEPORTISTAS RICOS Y FAMOSOS TIENEN UNA VIDA IDÍLICA

Es la percepción que tienen la mayoría de los mortales de ellos, pero no se ajusta a la realidad. Lo deja claro DeMar DeRozan, otra víctima de la depresión: "Llegas a la NBA de un entorno difícil y piensas que todo lo malo se borrará, pero no es así. Chocas con una dinámica llena de estrés que te puede tumbar por mucho dinero que ganes. Hay gente que te dice '¿Por qué estás deprimido, si puedes comprar lo que quieras?' Ojalá todo el mundo fuese rico para que se diesen cuenta de que el dinero no lo es todo".

 

SHANE LARKIN, CON TOC, SE IBA A LA CAMA CON LAS MANOS LLENAS DE SANGRE shane larkin, con TOC, se iba a la cama con las manos llenas de heridas y sangrando

El exbase de los Celtics sufrió un trastorno obsesivo compulsivo (TOC), en su caso de higiene. Si veía un número por televisión o en algún cartel, era las veces que se tenía que lavar las manos. Se iba a la cama con ellas llenas de heridas y sangrando. Cualquier acto cotidiano era un desafío para él. "Fue una locura", confesó a ESPN. "No podía tocar el botón del ascensor o el grifo para beber agua porque estaban sucios, pero podía jugar en una cancha con chicos que se tocaban las axilas o se hurgaban la nariz y luego tocaban el balón". Necesitó varias terapias y un tratamiento con pastillas para aliviar los síntomas de su trastorno.

CÓMO LA DEPRESIÓN PUEDE HACER QUE UN JUGADOR PIERDA POR COMPLETO SU TIRO

Las consecuencias de la depresión afectan a la confianza y a veces repercuten drásticamente en el juego. Le sucedió a Markelle Fultz, elegido por los Sixers con el número 1 del 'draft' de 2017. Prolífico anotador, sufrió una lesión en el hombro y perdió de la noche a la mañana su tiro. No metía una y se pasó su temporada de 'rookie' casi en blanco. Un Instagram suyo dio la clave de su problema: "La depresión, la ansiedad y los ataques de pánico no son un signo de debilidad. Son signos de haberse mantenido fuertes durante un tiempo. Haga que aquellos que luchan no se sientan solos".

 

Para los novatos el impacto mental a su llegada a la NBA es especialmente virulento. Incluso para tipos como Steven Adams, uno de los más duros de la Liga, lo sufren. "En aquellos primeros meses pensé tirarlo todo, dejar Estados Unidos y volver a casa, a Nueva Zelanda, donde estaba más cómodo. Sentía tristeza, no es fácil estar completamente solo en un país nuevo. Los consejos habituales para hacer nuevos amigos o crear una familia no funcionaban para mí. Pero sabía que esto no era para siempre y aguanté unos años solitarios y dolorosos".

EN ESPAÑA NINGÚN EQUIPO TIENE PSICÓLOGO, PERO HAY JUGADORES QUE DEMANDAN AYUDA

El baloncesto español está verde con los problemas de salud mental de sus jugadores. "Los hay que demandan ayuda, pero en privado por miedo a perder minutos de juego o a represalias de los clubes", afirma José Manuel Beirán, exjugador y psicólogo deportivo. En verano la ABP les daba charlas sobre psicología en los cursos de formación: "Estuvimos 15 años dándolas, y había jugadores que lo agradecían y nos llamaban a lo largo del año. Incluso dábamos charlas para sus mujeres, que son las primeras que pueden ayudarles en casos así", explica Beirán. Pero les cuesta reconocerlo: "Se ponen una máscara para que no les tachen de blanditos, cuando es una enfermedad y debería tratarse como tal. Necesitan ser escuchados, pero no tienen a quien abrirse. En deportes individuales como el tenis o el golf trabajamos mejor con sus deportistas. Ven más normal recurrir a esa ayuda". *l

 

Fuente:Diario Marca