El duelo entre Lakers y Nuggets estaba agendado el último en la noche del sábado, pero no por ello era el que menos interés arrastraba; más bien al contrario. La reedición de las finales de conferencia del Oeste abría la cartelera de ESPN, televisión nacional, y entre ellos, LeBron James y Nikola Jokic. Un rey sin corona contra el vigente campeón y MVP de las finales, favorito a llevarse el MVP de la temporada regular y claro candidato a llevarse el segundo anillo seguido. Un duelo que tuvo dos partes muy diferenciadas y cuyo guion acabó siendo el mismo que en las últimas nueve veces que se han visto previas a la de anoche: porque Denver suma diez triunfos seguidos ante los Lakers y Nikola Jokic insiste. La corona es suya. 

El serbio metió 32 puntos, con 15/23 en tiros, además de 12 rebotes, 7 asistencias y 2 robos. Ni una pérdida de balón pese a rozar los 40 minutos en pista y toques de calidad para recordar que todavía es el mejor jugador del planeta y el rival a batir. Que aunque el Rey esté delante, la corona se la colgaron los Nuggets el pasado mes de junio. Y no es solo Jokic. Porque Jamal Murray metió 22, con 10 asistencias y sin pérdidas de balón (Denver tuvo 4 como equipo), Michael Porter Jr metió 19 puntos y tres triples, con 8 rebotes y tanto Aaron Gordon como Kentavious Caldwell-Pope pusieron 12 cada uno. Todos aportaron, y por eso sigue siendo el mejor quinteto de la NBA y la gran diferencia con unos Lakers que vieron como el equipo vivía y moría en sus dos estrellas.

LeBron metió 27, Anthony Davis fue el mejor con 32 puntos y 14 rebotes, además de 5 asistencias. El resto, perdidos en combate. Rui Hachimura se quedó en siete puntos, casi todos en la primera mitad. En la segunda parte, D'Angelo Russell se combinó para un 2/9 en tiros, y los Nuggets fueron 14 puntos mejores. Porque sí, Denver tuvo que remontar. Los Lakers llegaron a dominar por 12 de inicio, 37-49 precio a un parcial de Denver que aniquiló toda esperanza (14-2) antes de llegar al medio tiempo. Habían aguantado muy bien el primer envite de los campeones, yéndose tres arriba a los vestuarios y con la esperanza de robar un partido como visitante.

Pero la segunda parte fue toda de Denver, que arrasó con todo. Tras el parcial antes del descanso, arrancaron con un 32-18 en el tercer cuarto para darle la vuelta al partido y no volvieron a mirar atrás. Lo intentaron los Lakers, que se llegaron a poner a seis, antes de que Nikola Jokic y Jamal Murray enterraran el partido para siempre y pusieran el 1-0 en la serie. Diez triunfos seguidos de Denver ante los Lakers, que no pierden desde la temporada regular en 2022. Y la corona se queda en Denver.

Antes, además de los triunfos de Cleveland y Minnesota, los Knicks abrieron los playoff en un Madison Square Garden a reventar y una noche para el recuerdo. Una marcada por el estado físico de Joel Embiid. Con el camerunés sano y disponible, los Sixers llegaron a estar nueve arriba antes de su primer descanso, pero las alarmas saltaron con una mala caída en el segundo cuarto. Tras un parcial de 32-14 de los Knicks, el pívot dejó una de las jugadas de la noche al lanzarse un alley-oop a sí mismo a tablero, antes de caer sobre su rodilla izquierda. La misma que pasó por quirófano hace apenas dos meses: y se retiró a vestuarios antes de tiempo. La preocupación en el banquillo de los Sixers por su estrella era alta, pero en la pista las cosas no iban mucho mejor.

Se aprovecharon los Knicks, que liderados por Deuce McBride, el base suplente de Jalen Brunson, y sus 21 puntos, abrieron hueco. Porque los suplentes marcaron la diferencia en este partido: con McBride, +37 en pista, igual que con Mitchell Robinson (+20) o Bojan Bogdanovic (+27). Volvieron a remontar los Sixers en el tercer cuarto, otra vez con Embiid de vuelta, pero en el clutch, con el partido caliente, aparecieron los secundarios de los Knicks. Josh Hart metió 22 puntos, con dos triples en los minutos finales, y OG Anunoby metió otro que sentenció el duelo. El mejor fue Embiid, con 29 puntos en 22 tiros, junto a los 33 de Tyrese Maxey, pero los Knicks se llevan el primero. Y las calles de Nueva York celebran.

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