La gira de la ÑBA llega a su etapa reina. Después del plácido descanso que supuso el

amistoso ante Bulgaria, la selección española afronta una ascensión que finalizará en Kaunas, la casa del mito Arvydas Sabonis. Un puerto de categoría especial ante una Lituania que apunta a la lucha por las medallas y que además ejercerá de anfitriona en el Europeo. No hay prueba más exigente para los hombres de Scariolo antes de que arranque el torneo en dos semanas.

Y así se lo tomará el seleccionador, que irá cambiando la munición de fogueo por la de verdad, pero sin enseñar todas sus armas. Lituania está en el mismo grupo y no conviene descubrir aún todas las estrategias. "No queremos cambiar el camino de la preparación ni hacer el ridículo, queremos competir y dar una buena imagen sin cambiar nuestra línea", asegura.

El seleccionador no quiere que le ocurra como la última vez que visitó a la selección báltica. España cayó allí por 72-94 en el último amistoso antes del Europeo de Polonia hace dos años. Después de una preparación excelente, el palo dejó tocado al equipo a las puertas de un campeonato que empezó con mal pie. Desde entonces se han visto cinco veces y en cuatro de ellas venció el equipo nacional, incluido el 90-78 de la semana pasada en Madrid. El único éxito lituano se produjo el año pasado en la primera fase del Mundial.

El choque frente al combinado báltico se podría considerar como un ensayo general para el campeonato europeo. "Nos servirá para ver dónde estamos, porque todavía nos falta ritmo de partido y de competición. Va a ser complicado por todo el ambiente que se ha creado en Kaunas, pero seguro que es bonito", dice Fernando San Emeterio.

Lo que se encontrará España en el todavía inacabado Kaunas Arena se parecerá mucho a un día de partido en el Europeo. Puede que incluso a la gran final, que se disputará sobre esa misma cancha. Será una prueba de oro desarrollada en territorio comanche. Le esperan un rival de enjundia pese a las ausencias de Kleiza y Maciulis y un arbitraje menos amable que los de la Península. El partido es cosa seria.

Por eso hace tiempo que se agotaron las entradas en Kaunas. Cerca de 15.000 aficionados abarrotarán el pabellón. "Tenemos que aprender a jugar también en ambientes hostiles. Seguro que es una gran prueba", considera el capitán Juan Carlos Navarro. En un país donde el baloncesto es religión y hasta su presidenta jugó al deporte nacional, la visita de la ÑBA es todo un acontecimiento y llena páginas de diarios.

Con sólo tres millones de habitantes, Lituania no ha dejado la élite desde que se independizara de la URSS en 1991. La selección báltica es quinta en el ranking FIBA compitiendo con países como Estados Unidos, 100 veces más poblado. "Somos un país muy pequeño. El baloncesto es la forma que tenemos de decirle al mundo que estamos aquí", dice Sabonis.

Hace tiempo que Arvydas disfruta de su retiro entre Marbella y Kaunas, pero sus paisanos siguen siendo igual de competitivos. La vieja guardia -Jasikevicius, los hermanos Lavrinovic, Javtokas…- no quiere perderse su Europeo y puede que su última oportunidad de colgarse otro oro. A ellos se suma Valanciunas, la última creación de una factoría inagotable a la que España desafía en su propia casa. Es el puerto más duro antes de regresar a Lituania para disputar el Europeo.