España ganó el Mundial de Baloncesto pero antes tuvo que doblegar a una muy valiente Argentina, que llegaba a China con la ambición de conseguir los cuartos de final y un posible boleto a Tokio y se encontró en la tercera final mundialista de su historia. Uno de los grandes responsables fue Luis Scola, quien a sus 39 años tuvo un torneo para el recuerdo. Sin embargo, podría haber sido el último de su laureada carrera.

El interno, único sobreviviente en Argentina de la Generación Dorada, terminó su vínculo con los Shanghai Sharks de la liga china y ahora comenzará a definir su futuro. Antes del torneo había mencionado varias veces que el retiro era una opción tras el Mundial y pese a su gran torneo, es algo que no se puede descartar.

Si quiere seguir jugando, ofertas no le faltan al ex NBA. Desde España se han comunicado con él desde el Real Madrid y el Baskonia y ambas opciones serían especiales por diversos motivos. Por un lado, en la Casa Blanca podría ir a por varios títulos más mientras comparte equipo con sus compatriotas Facundo Campazzo, Nico Laprovittola y Gabriel Deck, mientras que un regreso a Vitoria también podría motivarlo a jugar un año más ante la afición que más lo quiere y donde es leyenda.

Si desea regresar a su país, también hay ofertas para el “Luifa”, ya que dos de los clubes más grandes de Argentina también lo quieren. Lo más firme es lo de San Lorenzo, ya que el empresario y presidente Marcelo Tinelli se comunicó con él para saber si quiere volver. El “Ciclón” es el vigente campeón de Argentina y América, por lo que sería una situación similar a la del Real Madrid pero cerca de casa. Por el otro, desde Boca Juniors también estarían interesados, pero aún no hubo llamados para que Scola juegue en uno de los clubes más importantes del país.

El último escenario diferente al retiro ubica a Scola jugando un año más en China, país donde se siente muy cómodo y que le serviría para estar cerca de Tokio, donde se jugarán los Juegos Olímpicos del próximo año. Tras las exhibiciones que dio Scola a lo largo del torneo una sola cosa está clara: todavía hay combustible en uno de los mejores jugadores FIBA de la historia.