Reconocimientos. Ronnie Aguilar se convirtió en el mejor defensor del Final Four disputado en San Salvador el mes pasado, al llevarse los premios individuales en bloqueos y rebotes.
Vivir con 2.16 metros de estatura a cuestas no se dice fácil. Tampoco luce simple. Por lo menos en El Salvador hay que agacharse para entrar por la mayoría de puertas. O a la hora de transitar por un pasillo. Al momento de viajar por avión hay que hacerlo en primera clase y no por lujo, sino porque en clase económica el espacio entre asiento y asiento es más estrecho. Y en los hoteles, la cama tiene que ser de las extragrandes. Pero dice Ronnie Aguilar que simplemente ya se acostumbró a todo esto.
Desde pequeño fue de los más altos de la clase. También, asegura, de los más populares. Nada de apodos, enfatiza. Por eso es que ya está acostumbrado a que cuando lo ven –en cualquier parte– la gente le pide sacarse una foto con él. Y el pívot de la selección salvadoreña de baloncesto accede con gusto. Sobre todo cuando se trata de niños.
“Quiero ser un ejemplo. Una foto, un apretón de manos es importante para los niños y los niños son importantes para mí también”, dice el gigante nacido en Los Ángeles (Estados Unidos), de madre hondureña y de padre salvadoreño, que debutó con la Azul cuscatleca en los Juegos Centroamericanos San José 2013 donde logró una medalla de plata y recién disputó con el equipo nacional el Final Four, donde El Salvador se ubicó segundo, detrás de México y por encima de Costa Rica y Honduras, y clasificó al Centrobasquet que el próximo año se disputará en una sede todavía por definir.
Motivación. Ronnie se graduó de Ciencias Políticas en Estados Unidos. Y asegura que está siempre al tanto de la realidad social que se vive en Centroamérica, sobre todo en El Salvador. En su casa siempre se habló castellano. Siempre se comió frijoles, huevo, plátano, tortilla, baleadas y pupusas. Y siempre se estuvo pendiente de lo que pasaba en los países de sus progenitores. Y es por eso que Ronnie quiere regalarle alegrías a sus compatriotas. Y trata de hacerlo a través de lo que mejor sabe hacer: jugar al baloncesto. Y jugando quiere motivar a los más pequeños, esos mismos que a finales del mes pasado, tras la victoria sobre Costa Rica, se rebuscaron por sacarse una instantánea o lograr una firma del basquetbolista.
“Sé que en El Salvador hay muchos problemas sociales y esto va más allá del baloncesto. Es un proyecto de vida. Me gustaría que los niños dijeran: ‘quiero ser como Ronnie Aguilar’. Quiero demostrar que con esfuerzo y trabajo hay esperanza”, dice el pívot, aficionado a la playa, amante de las frutas y que en su niñez practicó fútbol pero que, al ver a Michael Jordan en acción, decidió cambiar el césped por la duela.
Proyecto de vida. Ronnie se dedica al baloncesto a tiempo completo. Vive del deporte. Por eso que en su horizonte de vida está firmar con un equipo de la NBA. Ya estuvo ahí. Antes de que iniciara el último torneo donde los Heat de Miami dejaron en el camino de las finales a los Spurs de San Antonio, el salvadoreño se puso la camisa de los Lakers de Los Ángeles. Disputó con el cuadro lagunero varios partidos de pretemporada. Al final quedó descartado. “Pero sigue el interés de los Lakers en mí”, enfatiza Ronnie, y explica que “fue un orgullo” compartir camerino y cancha con figuras de la talla de Kobe Bryant y el español Pau Gasol. “Son tipos normales”, asegura Ronnie. “Aprendí mucho de Kobe, platicaba mucho con él”, añade.
“Digan lo que digan, Ronnie ya estuvo en la NBA. Se puso la camisa de los Lakers. Yo quiero que Ronnie juegue en la NBA, no importa con qué equipo. Esto no es un negocio para nosotros. Es una familia. Por eso es que Ronnie aceptó jugar con nosotros”, interviene el presidente de la Federación Salvadoreña de Baloncesto, Yamil Bukele, artífice de la llegada de Aguilar al equipo nacional justo en los momentos en que Honduras también cabildeaba por hacerse con los servicios del pívot.
“Esta es una nueva generación para El Salvador. Yamil está empujando, esto ha crecido y va a seguir creciendo. Queremos que el baloncesto de este país se respete. Como equipo representamos a un país y estamos ganando. La gente necesita que sea bien representada”, dice Aguilar ante la intervención del dirigente.
Compromiso. La nueva temporada de la NBA comenzará en octubre y Ronnie confía en que logrará enrolarse con un equipo del considerado como el mejor baloncesto del mundo. Comenta que quisiera jugar ya sea en los Lakers o en los Clippers de su natal Los Ángeles, pero le abre la puerta a cualquier oferta. Incluso, comenta que tiene ofrecimientos para competir en Europa, principalmente en Italia y España. Pero él quiere la NBA.
Pero, ¿qué pasará si firma con la NBA? ¿Seguirá jugando para El Salvador? El Centrobasquet, según Bukele, sería en julio próximo, cuando la NBA esté en receso. Entonces, Aguilar asegura que estaría de nuevo con la Azul. Y sabe que el compromiso sería mayor que el Final Four, donde ganó el premio al mejor defensor (por rebotes y tapones), pero donde también fue criticado por sus constantes fallos en los tiros libres, así como en sus penetraciones. “No estaba nervioso y tampoco tengo miedo d:e ir adentro. La gente que me conoce sabe que mi tiro es bueno. Tengo un 75 % de efectividad. Talvez el problema fue la pelota sintética (Molten) conque se juega en FIBA, porque yo siempre practico y juego con la Spalding de puro cuero”, enfatiza.
Y como el Centrobasquet se juega con la Molten, Ronnie se llevó a EUA un par de estas pelotas para practicar su tiro. “Pero eso no es todo. Necesitamos más tiempo juntos, como equipo. Tenemos que estar más preparados, que sea un equipo listo para competir”, ese es el compromiso del pívot. Ahora solo falta honrarlo.
Fuente: //fesabal.com/