.REPORTAJE: BALONCESTO - NBA
.REPORTAJE: BALONCESTO - NBA Triple salto de Ibaka La Federación Española de Baloncesto ultima la nacionalización del pívot congoleño, que destaca con Oklahoma Thunder, con vistas al Campeonato de Europa, en agosto Siendo congoleño, de Brazzaville, la cuestión de los papeles es vital. Lo sabe a ciencia cierta Serge Ibaka. Por supuesto, jugar y jugar muy bien al baloncesto, llegar a hacerlo en un equipo de la NBA, Oklahoma Thunder, y pasar a ser prioridad de la Federación Española en su intento de nacionalizarle facilita muchísimo las cosas. Ibaka siempre ha sido un tipo sonriente, optimista, positivo, aplicado. La vida está correspondiendo a sus sacrificios y esfuerzos. Ni él ni casi nadie podían sospechar sus logros apenas hace dos o tres años. La noticia en otros webs webs en español en otros idiomas El ex jugador del Manresa prepara ya el concurso de mates de la NBA Ibaka, el mismo que con 22 años ha sido titular en 18 de los 43 partidos disputados por los Thunder esta temporada; el mismo que promedia 10 puntos, siete rebotes y algo más de dos tapones; el mismo al que la NBA ha invitado al concurso de mates del próximo All Star, el 19 de febrero en Los Ángeles, está ya en el corredor de los deportistas que se nacionalizan por la vía rápida. La federación no va a cejar en su empeño de poner a disposición del seleccionador, el italiano Sergio Scariolo, el mejor ramillete de jugadores posible, incluidos los ya nacionalizados, como el montenegrino Nikola Mirotic (Real Madrid) o el estadounidense Brad Oleson (Caja Laboral). Luego será el propio Scariolo quien deba elegir a uno de ellos con vistas al compromiso más inmediato, el Europeo de Lituania, a finales de agosto, ya que así lo limita la Federación Internacional (FIBA). Los trámites de nacionalización empezaron hace meses. Era de cajón. Ibaka ha elegido España como país de residencia. En el Manresa, el equipo en el que estuvo como paso previo a la NBA, juega su hermano Igor, juvenil. "Trabajo en Estados Unidos siete meses y después voy a mi segunda casa, tras el Congo. Viviría en España toda mi vida", afirma. El problema es que el último papel que le faltaba se las traía. Hace un año perdió su pasaporte. Le exigían de nuevo la partida de nacimiento. Pero su padre ya no vive en Congo, sino en París; su madre falleció y sus hermanos están repartidos en varias ciudades europeas. En Brazzaville solo queda una de sus abuelas, nonagenaria. Por fin, a través de un amigo y de los poderes que le otorgó su padre, se obtuvo el dichoso documento. Debe tenerse en cuenta que su casa en Brazzaville carecía de agua corriente y electricidad. La guerra civil obligó a su familia a emigrar a la norteña Ouesso. De regreso, su madre falleció y su padre, Désiré, estuvo unos meses encarcelado a causa del conflicto. Cuando tenía 16 años, Serge, que tiene 18 hermanos, fichó por el Avenue du Rail, el mismo club en el que jugó su padre. En un campeonato juvenil de selecciones africanas disputado en Durban (Sudáfrica), Anicet Lavodrama, ex jugador africano de la ACB, se fijó en su juego y su potencial físico: cuerpo fibroso, 2,08 metros y 106 kilos. En diciembre de 2006, la agencia de representación U1stSport ligó su pase a L'Hospitalet. Desde marzo de 2007 empezó a despuntar allí y luego fichó por el Manresa. En 2008 fue elegido en el draft por los Thunder. "Nos interesó por su talla, su potencial atlético, su competitividad, su talento natural en el ataque y su excelente mentalidad", explica Rob Hennigan, director técnico de Oklahoma. Su ascensión ha sido meteórica. Kevin Durant apunta: "Posee un magnífico juego ofensivo y puede anotar, machacar..., todo". La figura de los Thunder le asesora para el concurso de mates, que ya ganó en la ACB en 2008. Mientras tanto, continúa progresando. "El año pasado intentaba taponar todos los tiros y, cuando no lo conseguía, daba segundas ocasiones a los rivales. A veces no es necesario taponar porque mis compañeros me ayudan en la defensa, aspecto en el que más he trabajado. Eso me da más confianza en el ataque", dice. Y vuelve a sonreír