La mítica leyenda de la NBA Dikembe Mutombo ha fallecido este lunes a los 58 años, tal y como ha comunicado la propia NBA. El pívot congoleño, que fue una de las grandes estrellas del baloncesto al otro lado del charco durante la década de los 90, ha muerto a consecuencia de un cáncer cerebral, según ha informado el comisionado de la NBA, Adam Silver.

"Dikembe Mutombo era simplemente más grande que la vida. En la pista, él fue uno de los mejores taponadores y jugadores defensivos en la historia de la NBA. Fuera del parqué, él puso su corazón y su alma en ayudar a los demás", arranca el comunicado de la NBA en la que se anuncia el fallecimiento.

"No había nadie más cualificado que Dikembe para servir como primer embajador mundial de la NBA. Él era un humanitario en esencia. Él amaba que el baloncesto pudiera tener un impacto positivo en las comunidades, especialmente en su nativa República Democrática del Congo y alrededor del continente africano", continúa el escrito en el que Silver también habla de su vinculación personal con Mutombo.

"Tuve el privilegio de recorrer el mundo con Dikembe y ver de primera mano cómo era su generosidad y elevada compasión con la gente. Él siempre era accesible en los eventos de la NBA a lo largo de los años, con su sonrisa contagiosa, voz profunda y su característico movimiento de dedo que le hizo ser querido por los fans del baloncesto de todas las generaciones", relata Silver, rememorando ese mítico gesto que hacía Mutombo cada vez que ponía un tapón.

"El espíritu indomable de Mutombo continúa en aquellos a quienes ayudó e inspiró a lo largo de su extraordinaria vida. Soy una de las muchas personas cuya vida tocó el gran corazón de Dikembe y lo extrañaré mucho", cierra el comunicado emitido por Adam Silver en el que también envía sus condolencias a la familia de Mutombo, la que lo ha acompañado hasta el final de sus días.

Sin duda, se trata del adiós de un referente del mundo de baloncesto, con un gran palmarés: fue ocho veces All Star, cuatro veces mejor defensor de la liga, tres veces en el mejor quinteto, dos veces máximo reboteador y tres veces máximo taponador, además de ser el segundo jugador de la historia de la NBA con más tapones.

A nivel colectivo, su mejor temporada fue la 2000-2001, en la que jugó la final de la NBA con los Sixers de Allen Iverson, en la que sus Philadelphia perdieron por 4-1 ante los Lakers de Kobe Bryant y Shaquille O'Neal. Con el paso de los años, a tenor de su enorme trayectoria, la NBA lo nombró embajador mundial de la liga y también fue incluido en el Hall Of Fame.