Damian Lillard se ha estrenado a lo grande con los Milwaukee Bucks. Superado el shock inicial de verle con otra camiseta después de más de 800 partidos con los Portland Trail Blazers -su único equipo NBA hasta la pasada madrugada- el base demostró ante los Philadelphia 76ers los motivos por los que su incorporación llevan la candidatura de los MIlwaukee Bucks al anillo a otro nivel.

 

Si los números de Lillard fueron estelares, su desempeño en el momento más caliente del partido lo fue todavía más. Sus 39 puntos, 8 rebotes y 9 de 20 en tiros de campo son solo una muestra del tremendo talento que los Bucks han incorporado para acompañar a Giannis Antetokounmpo pero la gestión en el clutch, una de las grandes características de Lillard, les convierten en todavía más peligrosos.

 

Con 104-102 en el marcador para los 76ers y 4 minutos por jugarse, el 0 de los Bucks asumió por completo la responsabilidad y anotó 14 de los últimos 16 puntos de su equipo hasta sellar el triunfo por 117 a 118. Unos minutos de dominio absoluto del ritmo del encuentro, seguridad desde el tiro libre -terminó el partido con 17 de 17- y solo un triple fallado a 38 segundos del final que mancha una línea estadística casi inmaculada en ese tramo del encuentro.

Mientras Lillard se vestía de héroe en el último cuarto, el impacto de Antetokounmpo se dejaba notar en otras facetas. El griego volvió a ser capital en el entramado defensivo de los Bucks, pero con un escudero del nivel de Lillard puede que no veamos una temporada regular a nivel estadístico tan imponente como algunas de las anteriores. Giannis jugó 35 minutos en los que aportó 23 puntos y 13 rebotes, aunque sufrió especialmente en los minutos que no compartió pista con Lillard asumiendo más balón, cometiendo 7 pérdidas de balón y terminando el partido con un -13 en el +/-, el peor de todos los Bucks. Lillard, con solo 2 minutos más de juego, acumuló un +12. Aunque la principal preocupación de Adrian Griffin y su cuerpo técnico en cuanto al juego de Milwaukee en el primer partido de la temporada puede girar en torno a Kris Middleton. Solo disputó 16 minutos de juego tomando apenas 5 tiros a canasta y quedándose fuera de la rotación en casi la totalidad de la segunda parte. Con Lillard a su nivel ofensivo y con la rotación interior bastante definida, Griffin apostó por perfiles más defensivos por fuera que pudiesen contener la principal vía de anotación de los Sixers, algo que especialmente en el último cuarto no le funcionó pero que sí les valió para cosechar el triunfo. Para Middleton el reto de sumar al lado de dos amasadores de balón como Antetokounmpo y Lillard marcará su temporada.

Los Sixers, a pesar de la derrota, pueden sacar buenas conclusiones de su estreno en la temporada. Polémicas al margen con James Harden, sin la mejor versión de Joel Embiid -24 puntos pero 7 pérdidas y malos porcentajes, especialmente en el último cuarto- fueron capaces de tener cierto dominio en el último cuarto y se quedaron a solo un punto de estrenarse con triunfo en la 23/24. Tyrese Maxey ha arrancado la temporada demostrando que su contrato sigue siendo uno de los más rentables de la NBA y que en Philadelphia ya deben ir pensando cuánto se van a rascar el bolsillo en su renovación el próximo verano. Tobias Harris estuvo muy efectivo y Kelly Oubre sorprendió en su debut con 27 puntos y 5 de 6 en triples, el nombre de la noche si no llega a ser por Lillard. Eso sí, al margen de Oubre, rotación de apenas 10 jugadores y solo 5 puntos desde el banquillo. Para competir en el Este necesitarán más piezas que puedan aportar.