Cuando a la NBA le tocó pasar por la burbuja de Lake Buena Vista, aquel complejo de Disney en Florida, hubo alguno que salió reforzado. La situación mundial era mala, pero en lo deportivo siempre se le puede sacar algo positivo. Esto es un juego, al fin y al cabo. Uno de ellos fue Jamal Murray. Encerrado en ese lugar jugó su mejor baloncesto y tuvo a los Nuggets en las finales de la Conferencia Oeste obligando a los Lakers, a la postre los campeones, a sudar mucho para ganarles. El canadiense promedió 24,4 puntos en sus noches allí, teniendo dos de 50 puntos contra los Jazz, y se hablaba más de él que de Jokic como elemento diferencial de su equipo. Lo que vino después fue una condena demasiado despiadada. Jamal se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda en abril de 2021 y no ha sido hasta esta temporada cuando ha regresado. Le llevará un tiempo sentirse igual de cómodo que antes de la lesión, pero en Portland se ha llevado una buena alegría este jueves. Su tiro ha sido el decisivo para ganar. Ha vuelto a sonreír. El triunfo por la mínima, 120-121, de Denver en el Moda Center lleva su firma. Y es un ejercicio de superación.

Estos dos equipos no son lo mismo. Denver tiene la imperiosa necesidad de llegar a las cotas altas; Portland tiene un conjunto compacto y comprometido, pero no el nivel de calidad de su aquí contrincante ni ese peso sobre sus cabezas. Y los Nuggets aterrizaban en Oregón con tres derrotas seguidas teniendo a Jokic en un buen momento de forma, que no ha abandonado desde hace dos años (casi los que lleva Murray sin poder pisar a fondo). Era crucial ganar, también son rivales en la conferencia. Tuvo que ser en remontada. La igualdad de la primera parte, con sólo unos pequeños altibajos, dio paso a un tercer parcial más desigual en el que los locales, en dos puntos del mismo, se fueron al +10 en el marcador. Lillard estaba controlando perfectamente a sus hombres y les ponía a bailar. Pero Murray fue el que, ya en el cuarto definitivo, se llevó los honores. En el 2-12 que puso a los Nuggets a pelear él contribuyó con nueve tantos. Sus porcentajes no eran buenos, terminó con 8/21, pero sabía que estaba con ritmo y había que aprovecharlo. Mención especial habría que hacer a Gordon (20), Grant (18), Nurkic metiendo 21 fallando sólo un tiro o Jokic firmando un 33+10+9 que no le valió para ser el jugador pivotal. Lillard (40+12) se quedó con la mosca detrás de la oreja con Murray y probó las aguas. Con uno abajo a falta de dos minutos y medio, tiro con paso atrás y, para responder a un lanzamiento posterior de KCP, triple, a lo que el base visitante reaccionó con otra canasta. Pero Dame apretó más la soga: con Murray defendiéndole dio un paso a la derecha para hacerse espacio y anotó otro triple, éste para poner el 120-118 en el electrónico a falta de 9,1 segundos. ¿Qué hizo Jamal? No arrugarse. La defensa de Jerami Grant le supo a poco, se frenó, amagó con volver por su izquierda, cuadró los pies en el perímetro y lanzó desde un lado de la cancha para clavarla. ¿Qué mejor conclusión? Tesón, calidad y victoria.