"He pisado el pie de Jae Crowder, pero estaré preparado para el siguiente partido". Así de escueto se mostró LeBron James cuando los periodistas le preguntaron por su dolorido tobillo, que se torció en una jugada de mala fortuna durante la derrota de Los Angeles Lakers contra los Phoenix Suns por 90-108.
El percance ocurrió cuando LeBron estaba en plena operación remontada en el tercer cuarto contra los Suns y terminó de fastidiar las ya de por si pocas opciones de los angelinos.
Preguntado por la gran diferencia entre ambos equipos, el astro de L.A. concedió que es difícil de juzgar ahora mismo dónde está su equipo ya que "ellos están a pleno rendimiento y nosotros no". El jugador, a pesar de los numerosos contratiempos en forma de lesión de la actual y anterior campaña, explicó que le daba igual cansarse o jugar demasiados minutos a estas alturas.
A punto de cumplir 37 años, el cuerpo técnico de L.A. ha tenido que apoyarse en el veterano astro para salvar más de un partido esta temporada, en la que los Lakers navegan con un modesto 16-16 de balance en la clasificación: "Siempre me preguntáis lo mismo después de cada partido, no tengo ni idea de lo que este equipo es capaz... ¿Cómo puedo saber lo que tenemos si no estamos todos?"
Los Suns subrayan todos los males de los Lakers
