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Getty ImagesLos Spurs dependen de sus estrellas. Si Duncan, Parker y Ginobili juegan en plenitud, serán decisivos

Por Bruno Altieri, enviado especial

MIAMI -- Llegó la hora de la verdad. El séptimo round de una serie impredecible, dinámica, atrapante. Dos equipos de ADN diferente, que han demostrado tener armas suficientes para conquistar el campeonato.

El martes 18 de junio se recordará en Miami como el día del milagro de Ray Allen. Ese triple agónico empujó al Heat a recuperar una desventaja de cinco puntos con menos de 30 segundos por jugar, devolviéndole alma y vida al conjunto de Erik Spoelstra en estas finales.

Cualquier equipo de la tierra que deja pasar una oportunidad así, en el choque que puede significar el campeonato, no debería tener resto para afrontar el séptimo partido. Pero aquí hablamos de los Spurs, un equipo capaz de borrar pensamientos negativos sólo con un chasquido de dedos. La serie que estamos viviendo justifica este lineamiento.

Es sólo un partido. 48 minutos de acción para conocer al campeón de la NBA. Y esta vez será sin margen de error, porque quien pise la trampa de su rival caerá a un hoyo sin retorno. Todo lo que pasó hasta aquí es la carga del pasado y debe entenderse así. Empezar de nuevo con el cuerpo en el presente y los ojos en el futuro.

En la estrategia, la serie de Finales está escrita. Cambiará sólo la ejecución.

"Tuvimos un año increíble y tendremos la chance de ser campeones este jueves", dijo Gregg Popovich en conferencia de prensa el miércoles.

Popovich fue blanco de críticas por una serie de factores que ocurrieron en el desenlace del Juego 6. El mejor entrenador de la tierra demostró ser humano: dejar a Tim Duncan en el banco de suplentes y no cortar con falta teniendo tres puntos a favor, con menos de 20 segundos por jugar, fueron los puntos que entraron en la discusión.

Todo empieza una vez más esta noche. Las claves no cambiarán de lo que hemos visto anteriormente. El Heat intentará defender duro para que los Spurs pierdan balones -su máximo veneno en esta serie- y así poder correr.

En ofensiva estacionada, el Heat será insistente con las penetraciones de afuera hacia dentro. La aparición de un segundo perimetral (Dwyane Wade o Mario Chalmers) le permite a LeBron James jugar más liberado -en ese mismo momento o más adelante, por falta de desgaste- arruinando el plan defensivo de los Spurs con Kawhi Leonard como eje.

Boris Diaw ha sido factor en el epílogo de esta serie defendiendo a James. La manera que tuvo Erik Spoelstra de quebrar el emparejamiento con el interno francés fue poniendo a LeBron como portabalón del pick and roll. Así el Heat cortó el déficit de 10 puntos que tenía al comienzo del cuarto decisivo.

Sin embargo, es llamativo el poder que ha tenido Diaw defendiendo al astro de Miami. En los Juegos 5 y 6, informa ESPN Stats, James anotó 9 puntos (3-18 en TC) con 0.43 puntos por jugada ante 'el inquilino'. Contra otros defensores hizo 40 unidades, 14-25 en TC y 1.03 puntos por jugada.

Lo que ha vuelto a ser factor en el sexto juego de la serie y puede ser un problema mayor para los Spurs es el triple de las esquinas. Ante cada penetración de James, esa descarga lacerante encuentra un compañero bien ubicado. Mike Miller, Mario Chalmers, Shane Battier y, obviamente, Ray Allen, lastiman con esta clase de tiros. Si no hay rotaciones defensivas a la velocidad de la luz, volverá a suceder esta noche.

El plan defensivo del Heat radica en ajustar sobre los tiradores liberando a Tim Duncan en la pintura. Vimos lo que hizo Timmy D contra todos los internos de Miami en el juego anterior, y si bien fue brillante, lo que pagó San Antonio fue no poder encender a sus arqueros apostados en los laterales. ¿Recuerdan a Danny Green? Un dato de ESPN Stats & Info: en los últimos cinco partidos de las Finales de NBA, Danny Green tuvo 24 intentos de tres puntos, pero en el sexto encuentro igualó su mínimo de la serie con tres lanzamientos. Green está tirando un ridículo 70% en triples abiertos (19-27) y 7-16 (44%) en lanzamientos con marca a su alrededor.

Así de importante ha sido este hombre en las Finales.

"Estaré ansioso, excitado. Sentiré algunas mariposas, estaré nervioso. Todo junto", dijo LeBron James, quien promedia 33.8 puntos por juego en séptimos juegos en su carrera.

Los Spurs deben tener fluidez en el ataque y conseguir que los astros estén alineados para que su Big Three esté en la misma sintonía. Popovich necesita de Duncan y Parker, pero también de Manu Ginóbili. El pick and roll es una buena puerta de entrada para San Antonio (sobre todo para mover la defensa y poder rotar el balón), pero hay que evitar que sea recurrente al extremo: a veces, para Parker, es mejor un aclarado que contaminar la escena con una cortina innecesaria.

No nos cansaremos de decirlo: los detalles ganan o pierden campeonatos. Los rebotes ofensivos, los tiros libres, el boxout, las buenas cortinas a los compañeros. Las cosas pequeñas que cambian el resultado final sin que uno alcance a darse cuenta en el mismo momento que ocurren.

"Cuando nada parece ayudar, voy a donde el cantero y lo miro martillar su roca, tal vez unas cien veces sin que ni siquiera se note una grieta en ella. Sin embargo, al centésimo primer martilleo ésta se partirá en dos; y sé que no será debido al último golpe, sino a todos los que vinieron antes", dice la frase de Jacob Riis que se escribe dentro del vestuario de los Spurs, alimentando la filosofía de la franquicia.

Eso es el básquetbol, una sucesión de pequeñas cosas que hacen al triunfo. Y así será está noche en el juego decisivo. Si el Heat gana, será la primera vez que un equipo logra campeonatos consecutivos desde los títulos de 2009 y 2010 de Lakers. Si los Spurs ganan, será su quinto título y quedarán como uno de los dos conjuntos que conquistaron múltiples campeonatos sin conocer una derrota en Finales (Bulls, 6-0).

Los dos equipos tienen razones suficientes para quedarse con el premio mayor. ¿Quién da más? Esta noche correrá el champagne en un vestuario.

En pocas horas conoceremos si será en el de Heat o en el de Spurs.

Hagan sus apuestas.