El fortachón de la NBA

Foto Archivo/s21

Ya se sabe bastante de Shaquille O’Neal, este peculiar deportista al cual muchos le temían por su tremenda fuerza y energía con los que defendía y atacaba. Este gigantesco personaje llegó a destruir un par de veces las canastas de la NBA.

En sus mejores años, que fueron bastantes, si miraba una pelota cerca del aro, su endiablada velocidad de la mano de su potencia le permitían anotar con mucha facilidad por encima de cualquier rival.

Eso era en las canchas. Fuera de ellas, Shaquille O’Neal ha tenido una vida increíblemente animada que traspasó la fama deportiva. Fue cantante, grabó cinco discos de estudio y hasta se animó a hacer un disco de recopilaciones. Fue actor, policía y escritor de libros infantiles.

Recientemente retiraron el dorsal 34 de Los Ángeles Lakers debido a sus éxitos, y pasó a formar parte de ese pequeño número de jugadores casi mitológicos que tienen su jersey colgado en el Staples Center.

Cómo llegó al baloncesto

Pero... ¿Cómo fue que este grandulón se inició en el básquet? No fue jugando en los barrios de Newark ni en Georgia, donde vivió desde pequeño, sino- que fue en su paso corto por Alemania, cuando su padrastro lo llevó a una base militar.

Shaq cuenta que en Alemania jugaba básquet con un tipo idéntico a Larry Bird, su amigo blanco. Al poco tiempo llegó un coach de Lousiana State University a dar unas clínicas a la base militar Dale Brown. “Me siento muy torpe, me cuesta saltar, ¿qué puedo hacer?”, le preguntó a Brown, quien respondió: “Soldado, cuando vuelva a Estados Unidos le voy a mandar una rutina de pesas, ¿Cuánto ha estado en servicio?”.

“No señor, yo solo tengo 13 años; le dijo O’Neal y fue allí cuando Brown decidió convertir a Shaq en basquetbolista. No podía creer el tamaño y fortaleza de un niño de 13 años.

Ya en secundaria lo dejaron fuera del primer equipo; no era agresivo ni sabía usar su cuerpo. Para él fue devastador porque todos los demás sí lo habían logrado. Su padre lo puso a jugar con los soldados de la base, quienes casi lo mataban, y allí fue donde aprendió a jugar fuerte. Pasó de saltar 45 centímetros a 106.

Así, con esa fortaleza y buen salto, regresó luego a Estados Unidos para años después convertirse en la gran figura que fue para el basquetbol mundial.